En VetWarriors, defendemos una medicina veterinaria libre, profesional y eficaz. Por eso, alzamos la voz contra el RD 666/2023, una normativa que pone en riesgo la esencia del ejercicio veterinario al limitar el uso y tenencia del botiquín veterinario. Este real decreto no solo compromete la eficiencia del profesional, sino que también afecta directamente a la salud y bienestar de los animales.

El botiquín veterinario: sinónimo de eficiencia

En el día a día de la práctica clínica —especialmente en el ámbito rural, de producción o incluso en urgencias— contar con un botiquín veterinario operativo marca la diferencia entre una intervención a tiempo y una situación crítica. El RD 666 impone trabas burocráticas y limitaciones que pueden demorar tratamientos urgentes. ¿El resultado? Animales desatendidos y profesionales limitados.

Profesionalidad puesta en entredicho

Un veterinario necesita libertad para ejercer su criterio clínico. El botiquín le permite actuar de forma autónoma, con responsabilidad y ética, aportando soluciones inmediatas al paciente. El RD 666 reduce al veterinario a un intermediario de farmacia, desconfiando de su capacitación y minando su autoridad profesional. ¿Dónde queda la confianza en el veterinario como figura sanitaria clave?

Seguridad en el suministro: el mito del riesgo

Uno de los argumentos del RD 666 es el “riesgo sanitario” por el mal uso de medicamentos. En VetWarriors decimos alto y claro: el veterinario es el profesional mejor preparado para garantizar un uso seguro y responsable de los medicamentos. Limitar el acceso a estos tratamientos no mejora la seguridad, la empeora, al dificultar el control, seguimiento y continuidad terapéutica.

¿Quién gana con el RD 666?

No son los animales. No son los veterinarios. El único beneficiado de esta regulación es el modelo centralizado de distribución farmacéutica, a costa de la salud pública y el bienestar animal.

En VetWarriors decimos NO al RD 666

Creemos en una medicina veterinaria eficaz, ágil y responsable. El botiquín veterinario no es un lujo ni una excepción: es una herramienta imprescindible para salvar vidas, ejercer con dignidad y ofrecer un servicio de calidad. Limitarlo es retroceder.

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