Desde Vetwarriors, queremos dar voz a las contradicciones, frustraciones y realidades invisibilizadas que enfrentamos los veterinarios cada día. El Real Decreto 666/2023, lejos de ayudarnos a proteger la salud pública y animal, ha generado incoherencias legales que dificultan una práctica clínica responsable.

Pero más allá de la normativa, hay una profesión que lleva años comprometida con el uso prudente de antibióticos, con la salud global y con los animales que atendemos, incluso cuando las condiciones no nos lo ponen fácil.

Alba Nieto, vocal de nuestra asociación, comparte (en LinkedIn) una serie de reflexiones —técnicas, éticas y emocionales— que muestran el coste oculto de ejercer la veterinaria en España hoy.
Porque defender una profesión también es contar lo que no siempre se dice.

El dilema legal de los antibióticos: cumplir la ley o proteger la salud

¿Preservar la eficacia de los antibióticos o cumplir la ley? En veterinaria, a veces no se puede hacer ambas cosas.

Estamos obligados a seguir dos normas fundamentales:

  1. La cascada de prescripción veterinaria: debemos usar siempre medicamentos veterinarios autorizados, aunque existan humanos equivalentes y más adecuados desde el punto de vista de la salud pública.
  2. La categorización de antibióticos (EMA):
      – Categoría D (prudente): preferibles en veterinaria.
      – Categoría C (cautela): pueden usarse, pero hay alternativas mejores.
      – Categoría B (restringido): solo si no hay otra opción.
      – Categoría A (evitar): prohibidos en animales.

    El problema:
    Muchos antibióticos de categoría D y C no están disponibles como medicamentos veterinarios en España. La ley nos impide recurrir directamente a su versión humana.

    ¿Consecuencia? Tenemos que usar un antibiótico veterinario de categoría B, más crítico, porque es lo único legalmente autorizado.

    Esto no solo es incoherente, sino que favorece las resistencias: usamos antibióticos más peligrosos para la salud pública, cuando podríamos optar por otros más seguros si nos dejaran.

    La normativa actual no protege la salud, la pone en riesgo. Y nos fuerza a elegir entre la legalidad y la responsabilidad científica.

Los veterinarios ya estábamos luchando contra la resistencia antimicrobiana

Los veterinarios: luchando contra las resistencias bacterianas mucho antes del reglamento.

En los últimos meses se ha hablado mucho del papel de los veterinarios en la lucha contra la resistencia antimicrobiana (RAM), especialmente desde la entrada en vigor del nuevo reglamento que nos impone restricciones más estrictas.

Pero queremos recordar algo fundamental:
Los veterinarios llevamos AÑOS trabajando activamente en el uso responsable de los antibióticos, mucho antes de que este reglamento apareciera.

Hemos priorizado siempre el bienestar animal sin olvidar la salud pública.

Aplicamos protocolos de diagnóstico, tratamientos ajustados, y fomentamos la prevención para reducir la necesidad de antibióticos.

Sabemos que cada dosis mal empleada puede tener consecuencias, no solo para el animal, sino para toda la sociedad.

Colaboramos en programas de farmacovigilancia, formamos a propietarios, y tomamos decisiones complejas cada día en un entorno donde, a veces, faltan alternativas.

No somos el problema. Somos parte de la solución.

La RAM no es solo un reto médico o veterinario, es un desafío global, y los veterinarios ya estábamos comprometidos antes de que lo dijeran las leyes. Por eso, creemos que la normativa debe ayudarnos, no limitarnos sin sentido.

Reglas claras, sí.
Restricciones coherentes, también.
Pero sobre todo: confianza en una profesión que siempre ha estado al frente.

El uso off label: entre la necesidad clínica y la traba normativa

¿Qué es el uso «off label» en veterinaria y por qué está en el centro del debate normativo?

En veterinaria, el uso off label (o «uso en condiciones distintas a las autorizadas») significa prescribir un medicamento de forma diferente a lo que figura en su ficha técnica: puede ser para otra especie, dosis, vía de administración o indicación terapéutica.

Este concepto es esencial en la práctica diaria para garantizar el tratamiento de especies menores o enfermedades poco frecuentes, donde no siempre existen medicamentos específicamente autorizados.

El Reglamento (UE) 2019/6, de aplicación directa en todos los Estados miembros, reconoce esta necesidad clínica y establece un sistema en cascada que permite el uso de medicamentos de forma off label bajo estrictas condiciones y siempre en beneficio de la salud animal y pública.

Sin embargo, el reciente Real Decreto 666/2023 en España introduce una prohibición generalizada del uso off label, salvo para los medicamentos de uso humano, limitando gravemente la flexibilidad que el Reglamento europeo permite.

¿Qué implica esta diferencia?

A nivel europeo: se reconoce la realidad clínica y se permite el off label de medicamentos veterinarios siguiendo un protocolo regulado.

A nivel español (RD 666/2023): se restringe drásticamente esta posibilidad, generando serios problemas para el tratamiento de animales, especialmente de especies minoritarias o patologías poco frecuentes.


Es fundamental que las normativas nacionales respeten el espíritu del Reglamento europeo para garantizar una medicina veterinaria de calidad, basada en la evidencia científica y en la protección de la salud animal y pública.

¿Te interesa saber cómo afecta esto en la práctica diaria? ¡Estoy preparando más publicaciones sobre este tema!

La veterinaria, una profesión esencial (y poco reconocida)

¿Por qué la profesión veterinaria está tan poco valorada en España? Una mirada sociológica y propuestas para el cambio.

En España, la veterinaria sigue siendo una de las profesiones peor reconocidas, a pesar de su papel esencial en la salud pública, la seguridad alimentaria, el bienestar animal y la medicina clínica. Desde un enfoque sociológico, algunas claves del problema son:

1. Invisibilización: La sociedad asocia la veterinaria casi exclusivamente con mascotas, ignorando funciones cruciales como la salud alimentaria o el control de zoonosis.

2. Ausencia en espacios de poder: Apenas tenemos representación en decisiones políticas y sanitarias, lo que nos deja sin voz ante normativas que nos afectan directamente.

3. Individualismo profesional: La estructura del sector, centrada en pequeños negocios, ha dificultado la acción colectiva.

4. Normalización de la precariedad: Jornadas largas, bajos sueldos y falta de estabilidad se han asumido como “normales”, sin una reacción firme desde el colectivo.

¿Qué podemos hacer?

 – Comunicar mejor nuestro valor social.
 – Reforzar redes colectivas para defender nuestros derechos.
 – Formar líderes con conciencia política.
 – Colaborar con otras profesiones del ámbito One Health.
 – Reformar la formación universitaria para empoderar a las nuevas generaciones.


Desde Vetwarriors, trabajamos por un cambio profundo: más visibilidad, más dignidad y más unidad. Somos una asociación transversal nacida para defender nuestra profesión con acción política, comunicación y movilización.

Si tú también crees que otra veterinaria es posible, súmate. Juntos somos más fuertes.

Culpa silenciosa: cuando lo correcto no basta

Cuando haces todo bien… y aun así te cuesta dormir tranquilo.

Ser veterinario es mucho más que cuidar animales. También es tomar decisiones difíciles, con la mejor información disponible, sabiendo que a veces el resultado no depende de nosotros.

Y aun así, cuando las cosas no salen como esperábamos, aparece esa voz interior:
  ¿Y si hubiera hecho otra prueba?
  ¿Y si me equivoqué?
  ¿Y si no fue suficiente?

Aunque sepamos que actuamos con criterio y responsabilidad, muchas veces cargamos con una culpa silenciosa. No porque hayamos fallado, sino porque nos exigimos hacerlo siempre perfecto. Y eso es imposible.

La medicina no es una ciencia exacta. Pero nuestra vocación, nuestro compromiso y nuestra empatía nos llevan a sobreanalizar cada decisión, cada caso, cada pérdida. Nos pesa en la mente, en el cuerpo y en el corazón.

Esto también forma parte de la veterinaria. Y también necesita ser contado.

El coste emocional de una medicina limitada por el dinero

Cuando el límite no lo pone la medicina, sino el bolsillo.

Ser veterinario implica mucho más que saber diagnosticar o tratar. Implica querer ayudar, implicarse con cada caso, mirar a los ojos de un animal que no puede hablar y tratar de aliviar su dolor. Pero a veces, por mucho que sepamos lo que habría que hacer, simplemente no podemos hacerlo.

Porque hay tutores que no pueden asumir ciertas pruebas diagnósticas. Y otros que no quieren. Y eso nos obliga a trabajar con lo que hay, a tomar decisiones con información incompleta, a buscar caminos alternativos que no siempre son los ideales.

Lo hacemos lo mejor que podemos, una y otra vez. Pero muchas veces nos vamos a casa con la sensación de no haber podido hacer todo lo que sabíamos que era necesario. Y eso duele. Frustra. Agota.

No siempre lo contamos. No siempre se ve. Pero está ahí. Y también forma parte de ser veterinario.

En VetWarriors decimos NO al RD 666

Creemos en una medicina veterinaria eficaz, ágil y responsable. El botiquín veterinario no es un lujo ni una excepción: es una herramienta imprescindible para salvar vidas, ejercer con dignidad y ofrecer un servicio de calidad. Limitarlo es retroceder.

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